Teresa Sueldo nos cautivó con el recuerdo

alumnos de 5º A con Teresa
Haciendo un poco de historia, nos ubicamos en el mes de marzo de 1960.

Un grupo de visionarios y audaces inaugura el ciclo lectivo ocupando parte de la sociedad de fomento conocida como La Ratita en la calle Olivera 2160.

Ocupan tres habitaciones de material cedidas al efecto y se acompañan con tres casillas de madera, de las que se denominan “prefabricadas”.

En un artículo de este blog se detalla el funcionamiento del personal docente en aquellos años.

Pero ahora nos vamos a dedicar a otra parte de la institución : las porteras.

La primera de ellas fue la señora Elvira Caracoche .

Ella inauguró esta primera etapa de la escuela y supo organizar, dentro de las precariedades del momento, todo, como para que el personal y los alumnos se sintieran como en su casa. Los docentes ponían dinero para comprar azúcar, café, té, etc., que era preparado por la auxiliar y servido durante el recreo.

Con una campana se avisaba el inicio cada uno de ellos.

Lamentablemente no hemos podido obtener testimonio directo de ella pero seguro que estaría muy de acuerdo con nuestro artículo.

En 1963 , no ha podido precisar el día , es designada como segunda portera del establecimiento la señora Teresa Beatriz Sueldo.

Su esposo y ella eran los caseros de La Ratita, y habiendo realizado los trámites ante Consejo Escolar para acceder a un cargo de auxiliar, se le ofrece la tarea. Desde entonces y hasta el año 2002 estuvo en la escuela desempeñando dicha función.

Sus recuerdos son muchos, y en estos próximos renglones hemos sintetizado parte de los resultados de la entrevista que los alumnos de 5º A año 2010, le han realizado el pasado 9 de agosto.

En La Ratita se utilizaron tres habitaciones de material y dos aulas de madera, a la que luego se le agregó una tercera. El personal directivo utilizaba las mismas dependencias que los directivos de la sociedad de fomento.

Para embellecer y hacer más confortable el lugar, una maestra forró con papel todo el interior de la casilla, logrando un sitio agradable.

Cuando se acercaba una fecha patria todo se adornaba y embellecía.

Todos los días, además de la bandera nacional se izaba la bandera de la Armada que ya por entonces oficiaba de padrino de la escuela.

Los alumnos concurrían todos con delantal blanco y nadie imaginaba concurrir sin el.


Teresa agasajada en los 25 años de la escuela






Las porteras utilizaban un delantal azul, que ellas mismas debían proveerse.

Como no tenían biblioteca, en cada aula colgaban una bolsa de la pared y en ella guardaban los libros que se iban atesorando. Luego cada uno tomaba el que le interesaba.

Al momento de la merienda cada alumno sacaba su servilleta personal y su tasa, de una bolsa que traían a diario.-

Se usaban pupitres con tintero y se daban las cuatro materias fundamentales : lenguaje, matemática, desenvolvimiento, ya que no se dictaban  idiomas, ni  plástica, ni educación física.

Para calefaccionarse utilizaban estufas de querosene.

El patio era una parte de tierra y otra menor de cemento. Era difícil barrer en aquellos años .

Usaban pizarrón , tisa y borrador como en la actualidad.

A veces la enviaban a realizar “casillero”(trámites ante Consejo Escolar y Secretaría de Inspección) pero como estos estaban en lugares muy alejados y a trasmano, los viajes resultaban gravosos y requerían la utilización de hasta dos y tres medios de transporte.

Recuerda haber ido hasta Haedo, en Fasola y Gaona donde funcionó una de estas dependencias, varias veces.

Las líneas de colectivos comenzaron a pasar tiempo después de inaugurada la escuela y generalmente ponían al peor vehículo de la empresa para esta zona.

La primera que funcionó comenzaba en Hortiguera y finalizaba en Castelar.

Con el tiempo el radio de la escuela comenzó a extenderse mas allá de Hortiguera (límite con Merlo) ya que la población se incrementó rápidamente y no había otras alternativas.

El único teléfono con que contaban y que ella recuerda en aquellos inicios es el que se ubicaba en el almacén de Rivadavia entre Hortiguera y Cuyo.

Los padrinos de la armada siempre estuvieron presentes, aún en los tiempos del denominado “proceso” . Para determinados actos hasta concurrió la banda de musica y cadetes.

Recuerda también los tiempos en que se comenzó a gestar el edificio nuevo (Caaguazú y 24 de Octubre).

La por entonces Directora, señora realizó incontables visitas a La Plata llevándola como acompañante y recuerda los extenuantes viajes y las largas jornadas pasadas en la capital provincial para conseguir los fondos y la aprobación del proyecto. Cuenta que en muchas oportunidades regresaban ya entrada la noche, y que al día siguiente, ambas se encontraban cada una en su puesto de trabajo sin que esto se notara.

Subraya que sin el tesón de la sra. no hubiera prosperado la obra. Los vaivenes de la política ya se hacían sentir.

Cuando la escuela ya funcionaba en su nuevo edificio, creció la necesidad de crear un jardín de infantes, idea que se plasmó posteriormente. Teresa nos cuenta que en cierta oportunidad se hizo pasar por madre de un alumno y peticionó en La Plata por su apertura.

Sus dos hijos concurrieron a la escuela y su nieto también, aunque este habitaba cerca de la Avenida Vergara en Merlo.

Y el relato continúa, viajando en el tiempo.

Los baldosones del patio eran sumamente ásperos y acumulaban mucha tierra. Barrerlos era tarea de muchos y en ocasiones hasta la misma Directora se calzaba un par de botas y a la par de Teresa no aflojaba hasta que todo estuviera impecable.

Podríamos seguir, pero creemos que la muestra, el botón ya están y no queremos agobiar a nuestra invitada.



Agradecemos la buena predisposición de la señora Teresa, quien a pesar del frío y de no andar muy bien de salud , nos deleitó con sus jugosos relatos de aquella escuela que un día empezó a funcionar en La Ratita.





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