Lazos con Libertad

Familias de Ituzaingó

El cementerio de Libertad (Cementerio Municipal Santa Iabel) fue construído en 1871 a raíz de la epidemia de fiebre amarilla.

 Al refundarse el pueblo de Merlo en 1859 Doña Manuela Calderón de Pearson  (madre de Juan Dillon, primer juez de paz y administrador de la estancia Pearson) dona las tierras para la creación de un cementerio que se ubica a unos 500 metros del pueblo entre las actuales Avenida Argentina, Avenida Constitución y la calle Pucheu.

Las epidemias de fiebre amarilla y cólera que azotaron Buenos Aires impulsaron a muchos vecinos de la ciudad a refugiarse en la campaña y muchos murieron en el pueblo de Merlo. El pequeño cementerio fue excedido en su capacidad rápidamente  lo que se decidió a las autoridades a construir uno nuevo en las intersecciones de las actuales Avenida de la Calle Real y Avenida Eva Perón.

La fachada del mismo fue diseñada por el arquitecto Pedro Benoit (participó en todas las obras importantes de la Provincia).

Los restos óseos fueron trasladados de un lugar a otro y el primero en ser enterrado fue el albañil Antonio Ayerbe, constructor del edificio de la iglesia Nuestra Señora de la Merced.

Su primer encargado fue el señor Pallavicini, quien posteriormente fue reemplazado por  Santos Sicardi y su hijo.

En 1872 se le ordena al ingeniero Municipal  Juan Dillon (h) que el perímetro del cementerio fuese cercado.

Años posteriores fue ampliado debido al crecimiento de la población, pero a pesar de esto sus dimensiones son exiguas.

En su predio, sobre la calzada principal de unos 100 metros de largo, se encuentran los monumentos fúnebres donde  descansan  numerosas personalidades de la zona oeste, entre ellos integrantes de las familias  Prack-Dambolena ,  Ratti,  Monetti, Lagomarsino, Landaburu y   Moretti, entre otras. 

Al final de esta calle se encuentra el gran mausoleo de la comunidad italiana y cerca de la entrada el correspondiente a la colectividad española. 

 Placa recordatoria C. Ratti Intendente de Morón

 Seguramente numerosas familias de Ituzaingó, no tan conocidas,  descansan  aquí simbolizando la urdimbre que atan Libertad, Ituzaingó y Padua.